viernes, 4 de marzo de 2011

Los Cuencos Cantores y otras aplicaciones.


Parte 3

Los cuencos cantores como apoyo para la relajación, meditación, concentración y transformación
La meditación es un estado de descanso para la mente. Es una oportunidad para permitir, que nuestra psiquis se pueda relajar y liberar las tensiones, el agotamiento y el estrés. Una vez que hemos aprendido a calmarnos, esta técnica puede servir para accedes a niveles mas profundos en nuestro ¨ser¨, de manera directa y concreta.
El uso de cuencos tibetanos durante la meditación es una herramienta que nos ayuda llegar mas rápidamente a dicho estado. Ya que al igual que los mantras se utilizan para lograr que la mente llegue mas fácil a un estado de descanso y relajación ingresando así a un estado contemplativo y meditativo el sonido que producen los cuencos tienen ese mismo fin, es un sonido tan armónico que nos va llevando sin esfuerzo alguno, las vibraciones del cuenco penetran a nuestro cuerpo y armonizan, acomodando nuestras energías, a la vez que su sonido circular nos va llevando a la expansión de la conciencia. Son muchas las personas que coinciden en describir el estado que se alcanza dejando se llevar por este sonido como una …vuelta la hogar…donde sin lugar a duda existe una sensación de paz absoluta.
Las vibraciones de los cuencos pueden afectarnos desde lo mas profundo de nuestras almas. Los sentimientos comienzan a fluir en direcciones que no pueden preverse, formando canales para futuros acontecimientos. El timbre del cuenco y el ritmo de los sonidos también pueden producir una inesperada transformación interna.
La mayoría de las personas sienten las vibraciones de los cuencos como una experiencia muy apaciguadora, y por eso los cuencos son tan utilizados en los ejercicios de relajación y entre los grupos de meditación. A fin fe utilizarse los cuencos es esencial que las personas estén en calma o logren un estado de tranquilidad y relajación. Solo cuando se sienta completamente apaciguado podrá entregarse a la vibración sonora y conectarse con ella.
Al escuchar los cuencos tibetanos y sentir sus vibraciones, estará en condiciones de trabajar sobre su propia conciencia espiritual. El aspecto musical de los cuencos se convierte en una actividad sagrada, particularmente cuando sus energías sanadoras y transformadoras ejercen un efecto sobre usted, pudiendo experimentar su propia belleza interior, alcanzando un sentimiento de dicha y satisfacción en esta atmósfera meditativa.
Sincronización de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro.
Para la mayoría de los adultos, el hemisferio izquierdo del cerebro es el mas activo. Este se relaciona con el pensamiento lógico, las matemáticas y el análisis, y el centro del lenguaje. El hemisferio derecho maneja los sentimientos, las percepciones visuales, los sueños, la creatividad, la música, la sexualidad, la intuición y la espiritualidad.
Idealmente, las dos mitades del cerebro están en armonía entre si. Muchos métodos alternativos, que van desde el trabajo con ejercicios de yoga, taichi, o la incorporación de la terapia con sonidos, apuntan a estimular el hemisferio derecho subdesarrollado, para que el equilibrio pueda restablecerse.
La técnica de reequilibrio se puede incorporar en visualizaciones, en la relajación o simplemente como una practica aislada.
El poder curativo del sonido
Los seres humanos han empleado el sonido desde los albores de la humanidad para recibir información de su entorno y para comunicarse, así como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y todas las poblaciones autóctonas creían que el sonido era la fuerza creativa, generatriz, responsable de la creación del universo. Sabemos con toda certeza, como también lo sabían los antiguos, que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo (neutrones y protones) y un electrón o electrones que giran a gran velocidad alrededor del núcleo. El número de cada una de estas partículas difiere según la naturaleza de la materia. El movimiento de giro de los electrones origina un compás o cadencia que crea una onda; onda que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce Sonido. Este conjunto recibe el nombre de la "Ley de los tres". No es difícil relacionarlo con otros conjuntos o tríos como el de la "Santísima Trinidad", así como otros grupos de tres divinidades o aspectos que también se da en otras religiones y culturas.                      Si comparamos la distancia de los electrones al núcleo de cualquier átomo, descubriremos que resulta proporcional a la de la Tierra al Sol (de aproximadamente 220 millones de Km). En otros términos, lo que nuestros sentidos humanos perciben como materia, no es otra cosa que un conjunto de campos electromagnéticos resonantes, estrechamente vinculados e ínter penetrados: en resumen una manifestación densa de SONIDO (con mucho espacio intercalado). Toda la materia es sonido y emite sonido, aunque dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro limitado sentido físico de la audición. Nuestros cuerpo físicos, por consiguiente, son también campos electromagnéticos resonantes, como también lo son nuestras auras, ambos generados por los átomos que nos configuran. La ciencia de la cimática demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. La cimática consiste en el estudio del fenómeno de las ondas, y fue "descubierto"  en la década de los 30 por el científico alemán, Dr. Hans Jenny. Sus experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, arena y virutas de acero sobre una lámina de metal y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizaban formando patrones intrincados. Las diferentes sustancias se concentran en los senos o depresiones de las ondas acústicas, destacando de ese modo el lugar donde el sonido es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras Chalynadi, configuran, en el caso de los sonidos armoniosos, mandalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación.            

miércoles, 2 de marzo de 2011

Continuación El poder curativo del sonido

Nosotros estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene su propio índice (coeficiente) de vibración. Lo mismo ocurre con cada chakra y cada estrato de campo electromagnético, o aura. Estos puntos y campos de energía son de igual importancia para el cuerpo físico, aunque menos densos. En cierto sentido reflejan el estado del cuerpo físico aunque, lo que es más importante, el cuerpo físico refleja el estado del aura. La ciencia de la cimática prueba más allá de toda duda, que cualquier sonido cercano al organismo humano originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos electromagnéticos. Este cambio puede que solamente sea temporal, pero mientras perdura es posible que provoque ciertos factores muy poderosos y mágicos. Este es el momento de la sanación.
La mayoría de las enfermedades empiezan en uno de los cuerpos sutiles. Nuestros pensamientos, emociones y programación negativos adoptan una forma densa, a modo de patrones de energía cristalizados en nuestros campos etéricos. Esos patrones cristalizados van penetrando gradualmente, hasta que, en última instancia, se manifiestan como la enfermedad física en el cuerpo, nuestro campo electromagnético más denso. El sonido es capaz de disolver estas cristalizaciones o energías potencialmente dañinas mucho antes de que lleguen al cuerpo físico. Lo cual no es otra cosa que medicina preventiva en su estado más puro.
Mediante el empleo regular del sonido combinado con la intención, podemos empezar a vibrar de manera más rápida, a un nivel celular o molecular. Esto recibe el nombre de "subir la frecuencia". Un índice de vibración más elevado crea mayores espacios entre las células, lo que las hace menos densas, evitando que las energías negativas o ajenas se nos adhieran fácilmente. (continúa parte 3)